El proyecto para la Plaza Bicentenario se configura como una articulación entre la ciudad y el Centro Histórico, a través de una doble pendiente que contiene y revaloriza la Iglesia Tlaxcoaque y que consolida el eje Norte-Sur sobre la Av. 20 de Noviembre.

El proyecto replantea el rol del peatón dentro de la red de los sistemas de movilidad y de transporte como estrategia para revertir la condición de fragmentación y deterioro del área de intervención.

A nivel urbano, las pendientes de la plaza acentúan el eje de la Av. 20 de Noviembre y configuran un hall urbano como antesala del Zócalo de la Ciudad de México. En una segunda escala, las áreas verdes y plazas perimetrales, sirven como contenedores y transición de la gran plaza.

En su conjunto el proyecto es concebido como un auditorio urbano para la ciudad, un espacio abierto, democrático y plural.